miércoles, 10 de octubre de 2012

Crossroads. Sentinel. (cap. 12)


Los fogonazos de los disparos iluminaban la zona donde se encontraba Moreno, aquel desconocido le había sorprendido y obligado a refugiarse detrás de aquellas lápidas pero no pensaba dejarse amedrentar. Cuando el cargador se vació sacó otro de su gabardina y amartilló después la pistola, con los dos brazos extendidos y en alerta asomó desde su lugar de cobertura esperando ver a aquella persona que le había golpeado. Por culpa de ese golpe había perdido el móvil y dudaba si el equipo se hacía a la idea de la situación en la que se encontraba; los primeros rayos de luz comenzaban a asomar tímidamente por el horizonte y el tono oscuro del cielo empezaba a aclarar, aquello le hacía pensar que si podía aguantar un poco más, la claridad haría que su contrincante no pudiera esconderse mucho más.

Por el rabillo del ojo vio una sombra que se movía, lanzó el brazo derecho hacia esa dirección y a una sola mano abrió fuego tres veces seguidas. Los disparos no impactaron en nadie, falsa alarma. Detrás escuchó el ruido de una rama partiéndose, esta vez giró sobre sí misma y dejándose caer sobre la rodilla izquierda para tener más precisión al disparar, volvió a abrir fuego hacia el foco de aquel ruido. Más disparos desperdiciados, allí tampoco había nadie y se le estaban terminando las balas poco a poco; Moreno se dio cuenta de eso, sabía que quien estuviera ahí estaba cazándola como un león lo hace con una cebra y decidió invertir esa situación. Otro ruido por su izquierda, esto la obligaba a girar en una postura incómoda y sabía que aquella era una oportunidad perfecta para el desconocido, podría acercarse a ella y atacarla, pero claro... siempre que no estuviera armada.

Dos disparos y la pistola de Moreno resonó con el inconfundible sonido del fatalismo. La recámara quedó atascada en la parte de atrás y la persona que acosaba a la detective no tardó en salir de las sombras justo frente a ella. Moreno tenía a escasos metros a la persona que le había atacado, era una mujer enfundada en un extraño disfraz con una máscara que le ocultaba la cara; "esto no hace más que mejorar" pensó a la vez que sonreía, aquella mujer -si Moreno hubiera podido ver su rostro- mostraba un gesto de sorpresa, ¿por qué sonreía la detective? Y fue cuando lo comprendió.

Con un simple movimiento de su dedo índice Moreno soltó el carro de la pistola haciendo que volviera a su posicion original con un chasquido, la bala entró entonces en la recámara y a escasos tres metros abrió fuego contra la agresora desconocida.


 ¡Moreno! Goldfield gritaba con fuerza, su voz se escuchaba por casi todo el cementerio, algunos pájaros que comenzaban a despertar por la luz del amanecer, emprendían el vuelo asustados— ¡¡Moreno!!
Avanzando lo rápido que su cojera le permite, Goldfield va atravesando el cementerio en dirección al lugar donde Gorila fue petrificado; ese fue el último sitio donde sabía que Moreno había estado y esperaba poder encontrar una pista de su actual paradero.
— ¡Por aquí! —la voz de Moreno frenó en seco a Goldfield, éste se giró y vio a lo lejos, entre varias tumbas, a la detective que agitaba un brazo para llamarle la atención, indicándole además que se acercase.
— Por todos los dioses, ¿qué demonios ha pasado?
— Pues un malentendido, básicamente.
— Explícame todo lo que ha pasado, mientras voy a avisar a la base para que sepan que estás bien. —dijo mientras de su bolsillo sacaba un teléfono y buscaba en la memoria el número de Szilard.
— Seguro que es más fácil si te lo explico yo.

Cuando escuchó aquella voz Goldfield levantó la mirada de su teléfono y lo que vio le dejó con la boca abierta.

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