miércoles, 10 de octubre de 2012

Crossroads. Sentinel. (cap. 1)


Las luces del almacén parpadeaban dando un ambiente aún más lúgubre al lugar. Por el transmisor sólo se oía estática por lo que desde hacía unos minutos había decidido desconectarlo; el golpe había afectado a la circuitería interna del casco y nada funcionaba correctamente, pero al menos le había salvado la vida puesto que si no lo hubiera llevado puesto ahora estaría muerto.

Recordaba perfectamente lo último que escuchó por el comunicador, era Goldfield dándole instrucciones. "Ten cuidado allí dentro, sabes lo traicionero que es Gorila.Troy no soportaba que le dieran órdenes, pero desde su regreso y tras haber vestido el traje de El Juez, había aprendido a controlarse aunque acatar las órdenes seguía siendo complicado para él. "Lo se, no te preocupes; volveré para la hora de desayunar." Fue lo último que Troy consiguió decir; tras entrar en el almacén tuvo que mantener silencio por radio, activó la visión nocturna del casco y buscó el rastro de Gorila.

En principio, Gorila era conocido por ser un matón de tres al cuarto, no sobresalía por nada más que su tamaño y sus músculos pero tras un experimento al que fue sometido todo cambió. Adquirió rasgos simiescos, su fuerza aumentó, su agilidad... y se volvió más peligroso que nunca; el último movimiento de Gorila fue secuestrar el autocar de unos niños, ¿por qué demonios querría alguien como él a una veintena de niños? Al parecer les tiene retenidos en algún lugar dentro del almacén, desde el secuestro han pasado ya dos horas y el tiempo se agota.

Pero no sólo aumentó su fuerza y su agilidad, sino que Gorila se volvió astuto. Muy astuto, y con eso, Troy no contaba; cuando estaba intentando encontrar alguna pista sobre los niños el propio Gorila sorprendió al enmascarado y con una vigueta de acero le impactó en la parte frontal del casco; el golpe hubiera sido mortal si la protección del casco no llega a ser tan efectiva. Pese a eso el equipamiento había sufrido un gran daño y Troy, a mayores, estaba desorientado; tropezando y cayendo se escabulló entre las cajas y los contenedores y escapó de Gorila, lo cual nos trae al momento actual.

— ¡¡Sal de ahí Centinela!! ¡¡No tengo tiempo para jugar!!

La voz de gorila resonaba por todos lados, Troy abrió el cierre de seguridad del casco y se lo retiró, dejándolo a un lado. Al hacerlo notó la hemorragia que tenía en la frente, de uno de los departamentos del cinturón sacó un adhesivo cicatrizante y se lo aplicó tras limpiarse la sangre con el dorso de la mano; el efecto fue inmediato y la hemorragia quedó contenida, ahora quedaba lo más difícil: detener a Gorila. El casco estaba inservible y posiblemente le impidiera más de lo que pudiera llegar a ayudarle por lo que, al igual que cuando fue El Juez ocultándose tras una máscara, Troy arrancó un trozo de tela y se ocultó media cara tras el retal; como si de un bandolero se tratase esperaba que le sirviera para mantener su rostro en el anonimato.

Incorporándose no sin dolor, Troy repasó mentalmente el mapa del almacén que le habían enviado al ordenador del casco antes de entrar; sabía que había dos entradas en la parte este y que si el autocar con los niños estaba aquí lo más probable es que estuviera en la sección norte, justo debajo de la oficina central (que se encontraba en una entreplanta). Acceder a aquel lado, con Gorila en alerta, sería muy complicado pero la vida de los niños dependía de él; colocó una pequeña carga de explosivo plástico adherida a una tubería de agua que pasaba junto a él y empezó a moverse. El plan era sencillo: crear una distracción que hiciera salir a Gorila de donde se encontraba y sacar el autobús en cuanto pudiera; enfrentarse al villano no era una opción, aunque Troy por dentro sentía la furia de golpearle hasta dejarle moribundo.

Se arrastró por las sombras sin hacer ruido, su respiración era apenas perceptible incluso para quien estuviera al lado suyo; cuando se encontraba a una distancia prudencial del lugar donde había colocado el explosivo lo hizo detonar. El ruido de la explosión, pese a ser de una muy leve carga, retumbó por todo el almacén y unos segundos después Troy vio la sombra de Gorila pasar por encima de él, agarrado a las vigas del edificio el villano cayó en la trampa del Centinela; éste se movió a toda velocidad, siempre en silencio, puesto que aunque el truco había funcionado no quería llamar la atención. Frente a él, donde había supuesto anteriormente, estaba el autobús; desde fuera no llegaba a ver si los niños estaban bien o no pero la falta de ruidos no le daba muy buena señal; rodó hasta la puerta delantera del autobús y activó la apertura de emergencia, de un salto se introdujo en el interior y entre la oscuridad distinguió -al fondo del vehículo- los cuerpos inmóviles de los niños.

Cuando llegó junto a ellos empezó a moverles suavemente, si estaban dormidos -posiblemente por culpa de alguna droga- no quería que al despertarse se asustaran y llamasen la atención de Gorila. Pero cuando Troy empezó a moverles se dio cuenta de la trampa, aquellos cuerpos inmóviles no eran niños sino muñecos, maniquíes usados como parte de una trampa; si el ataque de Gorila no hubiera destrozado el casco podría haber hecho un barrido con el visor térmico, habría comprobado que no había ningún foco de calor corporal y no habría caído en la trampa pero...

De pronto el silencio quedó roto por la explosión. Todo el almacén estalló, la bomba colocada en el autobús activada a control remoto había resultado efectiva y a lo lejos, iluminado por las llamas, Gorila marchaba triunfante. "Uno menos", pensaba mientras se alejaba.

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