viernes, 24 de mayo de 2013

Un vistazo a: Asesinato en Escarlata.

La mujer cruzó corriendo la calle, un coche pasó cerca de ella y el conductor la increpó desde el interior. Las farolas alumbraban con timidez en la oscuridad de la ciudad; ella se movía desde la protección de la luz hasta la siguiente, mirando siempre alrededor suyo y sin detener su paso. El ruido de una lata estrellándose contra el suelo en el callejón cercano la atemorizó aún más, apremió su paso deseando llegar cuanto antes hasta la dirección que tenía anotada en una servilleta.

Ella no podía saberlo, pero cada paso que daba, cada metro que avanzaba, no la llevaba a la seguridad que esperaba encontrar, sino que la acercaba más a su muerte. Cuando se quiso dar cuenta, el desconocido estaba situado frente a ella, el puñal se clavó profundamente en su abdomen y un gesto de terror y desesperanza asomó a su rostro.

Allí quedó tumbada, apenas unos metros de la dirección que una hora antes la habían anotado. La ciudad fue su tumba, pero aunque oscura y despiadada, Betlam llora por los suyos y la lluvia alejó la sangre de la mujer, tiñendo la calle de rojo.

Así comenzaba uno de los pocos relatos del Centinela que saltaron de los cómics a las páginas de una novela. Su autor, Henry Prussler, escribía en la década de los 60 una clásica historia "noir" que alejaría el protagonismo del Centinela para centrarse en Lance Diamond, un policía expulsado del cuerpo y que trabaja como detective privado. Betlam seguiría siendo la ciudad que todos conocemos de la publicación del Centinela pero esta vez descubríamos al ciudadano de a pie, al gángster de barrio y a la chica explosiva que terminaría siendo el centro de la historia.

Prussler daba el primer paso en la dirección que terminaría reuniendo bajo el sello "Dark Dream" a algunos de los novelistas de mayor éxito durante los 70 y los 80. Al comienzo, una apuesta arriesgada que se convirtió en una baza segura para la editorial de cómics que vio, en esas décadas, cómo el público demandaba más material del cruzado de Betlam y de la propia ciudad. Pero no solo historias salidas del cine negro que John Huston inauguraría con El Halcón Maltés, sino que historias con toques esotéricos, románticas o de aventuras convertirían a "Dark Dream" en una marca distintiva que coparía las estanterías de todas las librerías en el país.

Con esta primera novela, Prussler homenajeaba al maestro Arthur Conan Doyle y la primera presentación de su famoso personaje: Sherlock Holmes. Un título inspirado en el "Estudio en Escarlata" del británico que, como el original, poseía una doble división de la narración de los acontecimientos. Exceptuando el prólogo que marcaba un estilo alejado mostrando los sucesos que presentarían al detective Diamond y a la ciudad de Betlam, el resto de la novela tiene una primera parte narrada en primera persona por el propio protagonista y una segunda parte que cambiaba la narración por la de la tercera persona, finalizando con un epílogo que devolvía a Diamond las descripciones de la escena.

Termino este artículo ofreciéndoos el primer párrafo del capítulo 1 y recordando que, periódicamente, recogeremos la obra completa para que podáis disfrutar de ella y celebrar así el aniversario de la obra.



Si algo me había enseñado esta ciudad, era a cuidarte mucho de las sombras que encontrabas en cada rincón. Podías encontrarte toda clase de peligros acechando ahí fuera y quieras que no, terminabas acostumbrándote a ellos; pero lo que nadie podía esperar, es que las cosas más hermosas que te ofrecía Betlam, pudieran ser además las más peligrosas. Y eso, aquella mujer despampanante, lo tenía en gran medida.

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