miércoles, 10 de octubre de 2012

Crossroads. Sentinel. (cap. 14)


<<Hoy empezó como un día normal, desde luego siempre pienso en el momento en que pueda encontrarme, cara a cara, con algo que me tire por los suelos y acabe con todas mis expectativas; pero aparto esa idea rápidamente, he visto caer a mucha gente y siempre he terminado dando el paso para seguir adelante. No puedo pararme a llorar por todos, porque si empezase, lo más probable es que una mañana me quedara en la cama y no quisiera enfrentarme al mundo. Pero no, tengo que seguir caminando. Siempre en la oscuridad, puesto que hay gente que depende de mi; bueno, de nosotros. No soy yo sólo, no soy el único que hace esto y seguramente no sea el último que lo haga; lo cual, todo hay que decirlo, es bastante desalentador.

Hubo una vez en la que di marcha atrás, renegué de todo lo que tenía en ese momento y huí de la ciudad; huí por ser un idiota, perdí mis convicciones y le di la espalda a la persona que quería. Luego, esa persona se fue de mi vida para siempre; ese dolor te persigue siempre, y termina encontrándote, es algo que no puedes evitar. Pero cada noche pienso que si no me hubiera ido, si hubiese seguido en el equipo, él estaría aún vivo; es por eso que cuando Él me pidió ayuda, no dude en ir. Volví a esta ciudad, volví a vestir este traje y volví a cuidar de la gente; ya no como lo hice antes, sino con el conocimiento de que no puedo fallar, de que las cosas deben hacerse aunque nos duela.

Luego, llega un día en el que tienes que esforzarte al máximo, tienes que exigirte más para poder solucionar una crisis y no es extraño que ese día, falles. Cometes un error que en condiciones normales no tendría que representar un problema, pero cuando estás al límite, ese pequeño error se convierte en una gran falla. Nosotros ya lo hemos vivido, lo hemos visto en más de una ocasión, y conmigo casi pasa hoy; digo casi porque todavía estoy sufriendo el patinazo que di. ¿Cómo pude ser tan estúpido? Me confié, pensé que podría manejarlo y no me di cuenta del error hasta que fue demasiado tarde; luego todo se encadenó, caí en una trampa que hasta un niño habría podido advertir y casi acabo muerto.>>

En ese momento el sonido de una cerradura abriéndose le trajo de vuelta de sus pensamientos; tenía los brazos doloridos por estar colgado de las muñecas. Los oídos aún le pitaban por la explosión que casi le lleva por delante y estaba seguro de que tenía un par de costillas fracturadas; lo más extraño era la sensación que le producía la capucha que le tapaba la cara, era muy raro. ¿Por qué, alguien que se había molestado en capturarle y apresarle de esa forma, le ocultaba la cara?

De pronto escuchó, a lo lejos, varias voces. El mareo le impedía centrar bien el sonido pero por el eco que se producía pudo intuir que estaba en algún tipo de nave industrial, posiblemente con paredes metálicas. Las voces se acercaban, si tan sólo tuviera unos segundos más...

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